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Ni primavera asomando, ni solcito
a mediodía, ni placidez climática
de ningún tipo. Nada. Lluvia
pertinaz y frío de cagarse sin
pausa. Una bendición a la
postre. |
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Las 120 personas presentes
(contadas una por una), los
paraguas, las gabardinas y los
estornudos le pusieron el marco
más apropiado de y solidaridad y
compromiso al recuerdo que Julio
despertaba en todos nosotros.
Una bendición el agua y el frío,
no en vano el homenajeado se
llevaba bien con el que te dije. |
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Dos días antes aparecieron los “pelpas”. El Pichón “corrió” a escanear aquel tesoro: volantes de época, auténticos; crónicas de prensa, escenario, contexto; siglas firmantes, todas o casi: feres, feuu, cesu, la juventud del pdc solidarizada y combativa, un comité de base; la revista Gaceta Universitaria con Galeano de redactor responsable y Carlevaro
contando cómo fue, denunciando,
advirtiendo. |
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Amarillos, rústicos, ásperos,
desde la era del mimeógrafo
heroico llegaron los “pelpas” y
dijeron presente. ¡Gracias a los
compañeros del Varela por
prestarlos y dejarnos con las
ganas! |
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Las fotos son elocuentes: los
paraguas, la placita, el
monolito, la placa anterior, la
bandera del FER debutando mojada
y feliz, y el complemento del
mensaje en nuestra placa: al
asesinato denunciado por el
barrio en su momento, el
recuerdo ahora de sus compañeros
de siempre. Las precauciones de
Bruno relucieron letra por
letra, arriba y abajo. Los
agradecimientos de rigor, muy
sinceros todos: a los vecinos, a
la prensa, a las redes que
difundieron, y muy especialmente
al Comité Julio Spósito que a través de Silvia Simone se puso el homenaje al hombro y logró, por ejemplo ¡y nada menos!, que la motoparlante
estuviera allí bajo la lluvia
amplificando las voces, como el
día antes anunciando cómo venía
la mano. |
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Los escollos legales sorteados
en los ámbitos administrativos
se liberaron en la garganta
emocionada del Dari Mendiondo,
más que el edil de la Comisión
de Nomenclatura, el compañero al
firme que nunca puede disimular. |
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El Chino Chaper sintetizó en
pocas y sabias palabras el
mensaje divino que seres como
Julio nos dejan tras su pasaje
terrenal, y, cura al fin, nos
redimió a todos. |
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Lidia, la mamá de Julio, no sé
que dijo, pero lo dijo con tanta
calma y tanta dulzura que la
sentimos un poco madre nuestra
también. |
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Por cierto que la palabra del
FER fue dicha por Fernandito con
el tono, el sentimiento y el
significado que todos queríamos
oír. La única voz de todos,
dicha y oída, coreada y
aplaudida desde los corazones:
fue el
“¡Vivan los Compañeros!” con que remató,
desde la concurrencia, el Negro
López. |
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...Y la carta de Olaf, los
mensajes de Manane, Esperanza,
Carlitos Amorín, Jorge Sayaguez
o Daniel Ximénez, que Memo leyó,
se unieron con precisión a los sentires allí convocados con tantos otros dispersos por el mundo,
como el “estoy ahí con ustedes ahora”
que nos hizo oír la Tia
desde París en nombre de tantos. |
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Postales imborrables como el
abrazo de Teresa con el Negro
Jorge, o Mecha recién operada,
estoica bajo el paraguas. Magia
de reencuentros desde la noche
anterior, en el local de Sima,
con los “feruchos” y con la
llegada de Javier, reconociendo
- ¡y conociendo! - caras y
generaciones de Feres bajo el
colosal emblema rojinegro – que
a Horacio no dejaba de extasiar
- que Majo laboriosa desplegó y
lució, tan orgullosa ella como
“su” bandera. |
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Desde el saludo significativo y no menos sorprendente de una “Juventud Guevarista”
insospechada bajo la lluvia,
pasando por un himno nacional
que osciló entre lo solmene y lo
"a regañadientes”, hasta la
apretada crónica de La República
del día siguiente: otras miradas
también despertadas por el
homenaje. |
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El brindis final, tras cartón,
en la sede del Miramar Misiones
-ya con el Cachila incorporado
y Alberto entregado a un
anecdotario floreciente-
rubricó los efectos de una
jornada tan sencilla como
inolvidable. Con las canciones
de la revolución española de la
sobremesa- que retrotrajeron a
viejas cantarolas y
guitarreadas, tan asociadas a
Julio también – emergieron
restos de muchas emociones
latentes todavía y la convicción
de que tendremos un gran encuentro en
noviembre. |
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La certeza del grupochico y el grupogrande
como único grupo, probado de una
manera que resistió - ¡a lo FER!
– la lluvia, el frío y gripes
como las María y Patricia. Un
acto en definitiva compartido
con mucha gente pero que no dejó
de ser un gesto casi íntimo de
un grupo de hombres y mujeres
que, 40 años después, no cesan
de ser o de sentirse jóvenes,
por ese brillo, por esa
luminosidad alguna vez
contraída. Como si fuera para
siempre. |
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