El fenómeno de la convergencia y la regulación del

sector comunicaciones

(Aporte para el Seminario organizado por IEE1815 del 15 de mayo de 2001)

 

Mario Vila

 

1.    Introducción

El veloz progreso tecnológico de las últimas décadas ha impactado en la organización y estructura de todos los mercados. En algunos de ellos como las telecomunicaciones, los medios de comunicación y en general toda la industria relativa a las tecnologías de la información, los cambios han sido particularmente relevantes,  justificando el hecho de haya comenzado de “sociedad de la información”, un concepto que mezcla elementos económicos con culturales, un cambio en los hábitos y forma de relacionarse las personas en su medio, a la vez que una revolución o hito en el desarrollo económico futuro de las sociedades.

 

El fenómeno de la “convergencia” está detrás de esta revolución, un término muy usado por todos los actores del sector, pero aplicado desde diversas perspectivas, desde una convergencia puramente tecnológica, pasando por una de la oferta y de la producción, hasta una  de los mercados,  del consumo y hasta de la regulación.

 

Existen distintas visiones sobre la incidencia que el fenómeno tendrá sobre la sociedad y la economía. El nivel de consenso mínimo se puede encontrar en el origen del mismo: la convergencia en la digitalización que ha caracterizado a todas las actividades relacionadas con la producción, difusión o transporte de contenidos. Es claro que el sector de la economía que incrementa su importancia relativa, es aquel que produce, distribuye o transporta bits y en comparación con aquellos se basan en los tradicionales productos basados en átomos[1].

 

Existe relativo consenso en que los avances tecnológicos han permitido que la voz o el sonido, las imágenes y los datos en general pueden ser comunicados por una diversidad de medios y redes, pero no existe el mismo grado de acuerdo en como este hecho repercutirá en la estructura futura del mercado o de los mercados de telecomunicaciones, difusión y tecnología de la información, ni sobre cual es la forma más apropiada de responder a nivel de política regulatoria.

 

Lo que muchos trazadores de política a nivel mundial han empezado a percibir es que al amparo de las nuevas tecnologías y de la convergencia se han desarrollado mercados y muchos productos o servicios nuevos y muchas oportunidades de mejorar la calidad de vida de las personas, si las sociedades reconocen la importancia del fenómeno, encuentran la más adecuada inserción en la misma, realizando una adecuada promoción y levantamiento de los obstáculos que a nivel institucional o reglamentario puedan existir.

 

2.    Convergencia. Aproximación Conceptual

2.1.  Perspectivas de análisis

El fenómeno de la convergencia puede definirse desde diversas perspectivas, pero el componente tecnológico aparece en relación de precedencia causal. No podría avanzarse en otras visiones (de los mercados, de la producción y consumo) sin entender cual es el fundamento tecnológico del fenómeno.

 

El Libro Verde de la Comisión Europea sobre convergencia[2] es la referencia oficial más importante sobre la temática, un documento promotor de una discusión, que proclama representar “un paso adelante en la realización de una sociedad de la información en Europa”. En el mismo se identifican las distintas visiones posibles del fenómeno: tecnología y plataformas de red,  alianzas y fusiones en la industria, servicios y mercados, y  política y regulación.

 

El Libro Verde afirma “la convergencia tecnológica está produciéndose ya, y el  continuo avance de la tecnología contribuirá a consolidar el proceso a lo largo de los distintos elementos de la cadena de valor”, la tecnología dominante cambia y paralelamente se abren crecientemente los mercados a la competencia, aparecen nuevos servicios, y los tradicionales pueden suministrarse por nuevos medios, estratégicamente las firmas del mercado comienzan a incursionar en otros segmentos, a los que su especialización (o la regulación) les impedía ingresar, se desarrollan las alianzas y fusiones y en todo este entorno la política para el mercado y la regulación no pueden seguir siendo las mismas.

 

2.2.  Convergencia tecnológica

En el Libro Verde se distingue el concepto más popular de la convergencia, que tiende a asociarse con la “aproximación de dispositivos de consumo tales como el teléfono, la televisión y el ordenador personal”, del concepto más adecuado para reflejar el fenómeno que se está queriendo caracterizar y que efectivamente se percibe hoy con fuerza en la oferta del mercado: “La capacidad de diferentes plataformas de red de transportar tipos de servicios esencialmente similares”.

 

Todos los servicios de comunicación por voz o en general sonido, video o datos, pueden ser ofrecidos por distintos medios: el tradicional par de cobre, el coaxial del cable, fibra óptica, radio o medios inalámbricos terrestres o satelitales y otros en desarrollo o a conocer. Lo que define que exista convergencia tecnológica no es que se disponga de muchos y más medios para trasmitir señales, sino que todos tienden a soportar toda la gama de servicios, producen, trasmiten o distribuyen “ceros y unos”, todo es binario y toda la información trasmitir digitalmente. El fundamento de la convergencia es la posibilidad de codificar todo tipo de información digitalmente, lo que facilita su adaptación a entornos o medios de trasmisión diferentes.

 

 La digitalización general de la trasmisión de esas señales, sea por el medio que sea, ha logrado que un determinado ya no esté asociado a un tipo de medio. El servicio de conversaciones de voz (telefonía) se identificaba históricamente a un medio (el acceso por par de cobre)[3], la televisión y la radio (o la radiodifusión) a otro inalámbrico y con utilización del espectro radioeléctrico,  la TV para abonados con el cable. En la era analógica era claro que cada uno de estos mercados o servicios implicaban el montaje de redes totalmente independientes y disjuntas y su regulación debía, por tanto, ser independiente.

 

Internet y su eclosión de los últimos años a demostrado la independencia de la plataforma y el carácter multimedia de la oferta de servicios digitales. El gran desarrollo de Internet se ha dado al influjo de la Web, eminentemente multimedia, avanzando en una convergencia no solo en las tecnologías, sino también en la oferta de servicios. Considerando el ancho de banda que predomina en el acceso a Internet y para el que están definidas las aplicaciones, la red actual aparece como una muestra de convergencia multimedia de contenidos todavía incipiente, de un futuro entorno e interfases con el usuario que permitirá un mayor nivel de integración de los dispositivos terminales y de aplicaciones de difusión, distribución de video, servicios interactivos y otros tradicionales o nuevos servicios de telecomunicaciones.

 

2.3.  Convergencia en la oferta y los mercados

Para el análisis de este tipo de convergencia es útil comenzar con una definición de la cadena de valor del sector de las comunicaciones. En la figura puede observarse una representación posible de la misma. Este esquema de cadena de valor es el relevante en el mercado convergente[4] de la actualidad. En los tradicionales servicios de telecomunicaciones como la telefonía o las líneas directas el contenido no es suministrado por el proveedor, sino que es creado por el propio usuario, sin embargo la misma infraestructura de red construida para esos servicios tradicionales, hoy puede ser aprovechada mucho más eficientemente y generar  más valor, si es adaptada y compartida con aplicaciones o servicios que siguen este esquema cadena de valor. La misma es adecuada para el tradicional de radiodifusión o televisión para abonados y también todas las formas nuevas de llegar al usuario final de contenido, incluyendo la propia Internet.


        La Cadena de Valor del sector

                Fuente: Comisión Europea (1997) Libro Verde sobre la convergencia.

 

Los actores del mercado convergente están actuando en el entendido que la creación de valor relativa de cada una de las etapas de la cadena está alterándose en forma sustancial. La convergencia tecnológica esta haciendo que determinados eslabones de esta cadena pierdan importancia como generadoras de valor, pues ya no existe una sola forma (tecnología) para producir determinado servicio y las exclusividades se reducen, junto con la tendencia a la apertura de los mercados y a la competencia, produciendo que aquellos servicios menos diferenciados, se acerquen progresivamente el concepto de “commodity”, un producto o servicio homogéneo o común y abundante. Según Negroponte[5], “Si la dirección de una empresa de telecomunicaciones limita su estrategia a largo plazo al transporte de bits, no estaría actuando de acuerdo a los intereses de sus accionistas. Ser propietario de los bits o de los derechos sobre los bits, o aportar un importante valor agregado a los bits, tiene que ser parte de la ecuación. De otra forma, no habrá lugar para agregar ganancias y las empresas telefónicas se habrán equivocado, al brindar un servicio que se va a ir transformando, rápidamente, en un commodity, cuyo precio bajará más y más por la competencia y el incremento del ancho de banda.”[6]

 

Nadie se queda quieto en este mercado convergente, ni siquiera los que producen o controlan el contenido, aunque aparezca como el eslabón más beneficiado de la cadena. La presencia en el mercado se multiplica, el control por algún tipo de contenido especial eleva su precio, por otro lado las posibilidades de distribución de los contenidos, muy concentradas en el pasado, se multiplican al amparo de las nuevas tecnologías que permiten que todos los medios sean adecuados para la trasmisión de video hasta los hogares, el espectro radioeléctrico potenciado por la televisión digital, los servicios satélitales y hasta el cobre (o la fibra) de las telefónicas.

 

Las tradicionales empresas telefónicas procuraron incursionar primero en el segmento celular, que auguraba la continuación natural de sus actividades en una modalidad de uso nueva móvil y personal, hoy la principal preocupación de las operadores celulares es mantener su o ingreso medio por usuario, suministrando aplicaciones adicionales, servicios de valor agregado, contenido a medida, integrando servicios tradicionales de recepción de mensajes escritos  o incluso la navegación por Internet. Todas las firmas tradicionales del sector han ido adaptando sus redes para ofrecer acceso a esta red de redes, en pocos años de vida comercial  la misma ha demostrado la importancia de una oferta a medida de contenido y aplicaciones, por sobre la mera conectividad[7].

 

 Las empresas tratan de superar su tradicional especialización horizontal en la cadena, para expandir su rango, para ello directamente expanden sus actividades propias, pero muchas veces recurren a asociaciones de diversa naturaleza, alianzas o fusiones, que han sido la constante del mercado en la última década. Muchas de las alianzas o fusiones, se hacen al amparo de las posibilidades de nuevos marcos regulatorios[8]. Las fusiones más típicas del fenómeno de la convergencia son las que involucran a proveedores de contenido y a firmas especializadas en conectividad o transporte, a las que se suelen sumarse firmas que provienen del sector de la tecnologías de la información. En estas estrategias de fusión, puede estar la génesis de un nuevo medio global nuevo, que en algún momento deberá llegar a la propia interfase del usuario. Internet está empezando a ocupar en las sociedades un papel tan central como los medios tradicionales, pero es necesario superar todavía algunas barreras para la adopción de nuevas tecnologías (o de estándares) para una efectiva integración o convergencia en la interfase del usuario, para la recepción e interactividad con todo tipo de contenidos[9].

 

3.    Convergencia y Regulación

3.1.  Convergencia, problema o oportunidad?

La convergencia es una nueva complejidad con la que deben lidiar los hacedores de política y los agencias reguladoras de los mercados convergentes, sin embargo muchos de los cuerpos regulatorios están empezando a reconocer como el Libro Verde de la UE que “la convergencia está demostrándose ya un motor fundamental de la actual evolución de las industrias de telecomunicaciones, medios de comunicación de comunicación y tecnología de la información”  y en general para constituir la “sociedad de la información”  y como tal su promoción se está constituyendo en pilar de la política del sector a nivel de la regulación.

 

La política regulatoria del sector suele tener como grandes objetivos, la maximización del bienestar de la sociedad, defendiendo además el interés a largo plazo de los consumidores finales de las telecomunicaciones, promoviendo la provisión de los servicios a precios bajos y en cantidades y calidades adecuadas, identificando operadores dominantes y procurando levantar trabas para a la entrada, a través de políticas de provisión abierta de las redes[10].

 

Cambiando los fundamentos de la política regulatoria del sector, la propia tecnología fue haciendo caer los monopolios naturales del sector, empezando por el segmento de larga distancia[11], hasta avanzar progresivamente hasta el mercado local[12] de telefonía y de otros servicios como el de la TV para abonados, que además se comienzan a confundir y a converger. Otros segmentos nuevos y también convergentes con los citados ya han nacido en mercados más competitivos como la telefonía móvil y los servicios de voz y de datos inalámbricos y en mayor medida aún el mercado del ancho de banda y de Internet.

 

            Las agencias reguladoras modernas vienen evolucionando hacia una redefinición dinámica de sus funciones a medida que la apertura de los mercados se va produciendo en forma natural y sostenida a nivel global y la convergencia tecnológica desdibuja los límites de los tradicionales segmentos del mercado, dejando progresivamente de lado su rol tradicional de regulación e incorporando nuevos de promoción[13]. Instituciones creadas al amparo de muy reciente legislación como las de Singapur o Malasia tienen como objetivos prioritarios el “desarrollo, promoción y regulación de las info-comunicaciones”  para posicionarse como un “nodo vital a nivel de la infraestructura global de la información, construyendo una masa crítica de usuarios ICT (tecnologías de la información y las comunicaciones), desarrollando los servicios relacionados con el soporte del comercio electrónico, incentivando a las compañías a adoptar ICT como una herramienta competitiva, desarrollando la industria de ICT, atrayendo y desarrollando recursos humanos competentes”. Todo esto con el fin último de “mejorar la calidad de vida” con un “marco regulatorio transparente, pro-negocios y pro-consumidor, en el que el gobierno sea líder y ejemplar usuario de ICT”[14]

 

La constitución de un nuevo marco regulatorio o de nuevas instituciones regulatorias  a nivel nacional, puede representar en los tiempos actuales una oportunidad para reflejar la convergencia y ponerse rápidamente al día en una temática  relevante en términos de competitividad internacional. En ocasiones los países con mayor tradición regulatoria, sufren  inercia de instituciones no adecuadas a la convergencia, heredadas del paradigma anterior, de cuya presencia no es sencillo desprenderse.

 

3.2.  La convergencia en la regulación. Un nuevo paradigma?

Si se parte de la base que la promoción de la convergencia debe ser uno de los objetivos de política para la regulación de las telecomunicaciones, medios de comunicación y tecnologías de la información, debe considerarse que existen una serie de obstáculos institucionales y rémoras del anterior paradigma que es preciso superar, para lograr una regulación del mercado que contemple y fomente la convergencia. Constituyen por lo generar obstáculos o restricciones no justificadas en el interés general y inequidades en el tratamiento de distintos actores del mercado convergente:

·        Restricciones al acceso a los usuarios.

·        Restricciones al uso de infraestructura.

·        Restricciones al uso del espectro radioeléctrico

·        Múltiples organismos reguladores,

·        Múltiples regímenes de licencias

·        Múltiples regímenes de acceso a las redes.

 

Los reguladores de estos mercados y en particular los especializados en las telecomunicaciones, guían su accionar en procura de permitir que la competencia de los mercados se desarrolle fluidamente y para ello procuran identificar aquellos “cuellos de botella”  es decir aquella tecnología o porción de la red sin la cual resulta sumamente difícil por un tercero llegar con su servicio o producto al consumidor final, a efectos de garantizar el acceso en condiciones justas y no discriminatorias, produciendo en los eslabones complementarios de la cadena. Como históricamente ha podido comprobarse en la progresiva apertura de las telecomunicaciones a la competencia, la ubicación de los cuellos de botella cambian con la evolución tecnológica[15]. Por ejemplo, en la industria de la TV se está transitando del esquema que representó durante décadas la tecnología análoga a un nuevo paradigma digital y en la misma medida el principal cuello de botella que radicaba en la trasmisión o distribución del video se cambia hacia al eslabón productor de contenido y al del equipo terminal del cliente[16]. En este sentido la política de promoción de la convergencia y de la competencia deben ir de la mano,  en la detección y remoción del abuso de posición dominante y la defensa de los intereses del consumidor final.

 

Se expanden los medios de transporte o de distribución y las fuentes de contenido valioso o único, como eventos en vivo, deportivos o culturales únicos, hace que la escasez se desplace desde la entrega a la producción de contenidos, y todos los operadores del mercado procurarán los derechos exclusivos de los contenidos más atractivos o de mayor calidad[17]. Estos contenidos, por su propia naturaleza, son limitados, por lo que además de apelar a la capacidad creativa del sector para la generación de contenidos de calidad, que satisfagan la demanda, la política del sector puede dirigirse a la promoción de las producciones nacionales de contenido.

 

La regulación tradicional del sector identificaba el medio con el servicio, incluyendo en la normativa o en las licencias concedidas restricciones al tipo de servicio que pueden transportarse por determinadas infraestructuras de la red. Usualmente se concedía el uso del espectro radioeléctrico con una asignación específica de servicio para cuyo destino puede utilizarse. Todas estas restricciones pierden sentido[18] en el marco de una política de convergencia, impidiendo lograr una mayor eficiencia en la producción a través de la realización de economías de escala o de alcance.

 

La administración del espectro de frecuencias sigue constituyendo un tema central de la regulación, pues a pesar de que las tecnologías digitales están produciendo ahorros significativos en el consumo del mismo, su escasez relativa no desaparece, pues aparecen continuamente nuevas aplicaciones inalámbricas, sucesivas generaciones celulares, para el acceso local telefónico o de banda ancha para aplicaciones de datos o acceso a Internet, por lo que tampoco es definitivo el uso que en un momento determinado puede hacerse de determinada porción del espectro, pues futuras desarrollos pueden encontrarle aplicaciones hoy nuevas, hoy insospechadas.

 

La multiplicidad de regímenes era la constante del paradigma regulatorio en proceso de superación, diversos cuerpos normativos e instituciones regulatorias, para telecomunicaciones, radiodifusión y el resto de los sectores convergentes sin un tratamiento específico. En general la tendencia de política y de administración regulatoria apunta a la existencia de una única autoridad ministerial o agencia, con jurisdicción en todo el mercado  convergente. Como en ITU (2000)[19] se señala, “apartándose de la actitud de ‘esperar y ver’ de muchos países del área de las Américas, un número de economías emergentes de Asia y Africa han adoptado modelos institucionales para sus reguladores que reflejan la tendencia global hacia un solo mercado en el que todos los servicios de comunicaciones son transados”.

 

La multiplicidad de regímenes de licencias es otro aspecto heredado del paradigma anterior, mientras algunos sistemas regulatorios nacionales siguen contemplando una gran diversidad[20], otros  están simplificando esta función en suministrar dos o tres tipos de licencias[21].  Por otro lado muchas de las actividades convergentes siguen estando por fuera del régimen de licencias, la producción de determinados contenidos, actividades de la industria tecnología de la información y en muchos casos la globalización de servicios como la Internet y los servicios satelitales ponen en entredicho la validez de la concesión de licencias a nivel nacional, por lo que se empieza a cuestionar la propia necesidad o utilidad del sistema de licencias para el nuevo mercado convergente, alegando que el problema podría dejarse librado a la aplicación general de las normas de competencia o de protección del consumidor. Sin embargo existen una serie de licencias especiales cuyo fundamento se encuentra en la administración de recursos escasos, numeración o interoperabilidad, que de todas formas siempre ameritarán una mínima intervención de agencias independientes.

 

La convergencia en la regulación también debe atender posibles asimetrías en el tratamiento en cuanto a acceso a las redes. El sector tradicional de telecomunicaciones ha sido  sobre el que se ha desarrollado en forma más intensa una política de red abierta[22] y en general todo el desarrollo en torno a interconexión y desglose de infraestructura. Las políticas de red abierta debe también converger, procurando poner en pie de igualdad a todas las redes, extendiendo los principios de reciprocidad y de no discriminación[23] a toda la infraestructura provenga de las telecomunicaciones, medios de comunicación o de las nuevas plataformas o redes introducidas por las nuevas tecnologías de la información.

 

En general se afirma que a la luz de la convergencia se transita a una regulación de tipo horizontal (por eslabón de la cadena de valor) de las actividades del sector, en substitución de la tradicional regulación vertical en función del servicio final, pues la convergencia tecnológica ha llevado a que se puede asociar el servicio con una único medio o plataforma para suministrarlo, y a su vez el uso de estos medios es compartido en la oferta de diversos servicios. Al mismo tiempo la nueva regulación comienza a reconocer las diferencias en cuanto a problemática regulatoria de las capas o eslabones relacionadas con el contenido su acondicionamiento o presentación y las aplicaciones, de aquellas vinculadas al transporte, conectividad, entrega y terminal del cliente.

 

La certeza y acuerdo que se tiene sobre el punto anterior, no se tiene en cuanto a forma de organizar las agencias reguladores, entre la posibilidad de conformar un solo regulador, que entienda tanto en contenido como prestación y entrega de los servicios, o separar dichas funciones en dos instituciones especializadas, para en supuesta salvaguarda del “interés público” frente a aspectos de “eficiencia económica de la regulación”[24]. La balanza parece inclinarse hacia la primera posibilidad si se considera que la convergencia suele darse también a nivel vertical de la cadena de valor, impidiendo una clara discriminación a la interna de una firma en particular entre la generación de contenido, prestación de servicio, trasmisión y entrega del mismo, por lo que no parece razonable que una misma firma del mercado convergente, esté sometida a una regulación sin garantías de coherencia y coordinación.



[1] Una aproximación al fenómeno de la digitalización puede encontrarse en Negroponte, N. (1995) Being Digital. Versión en Español, Ser Digital (Editorial Atlántida).

 

[2] Comisión Europea (1997). Libro Verde sobre la convergencia de los sectores de Telecomunicaciones, Medios de Comunicación y Tecnologías de la información y sobre sus consecuencias para la reglamentación en la perspectiva de la sociedad de la información.

[3] Hoy los tradicionales servicios como el  telefónico puede suministrarse por innumerables medios (celular o wireless local lopp, cobre, fibra, cable, satelital), o el servicio de distribución de video o televisión para abonados (cable, fibra,  inalámbrico, cobre, satelital) y lo mismo se repite con todos los servicios de telecomunicaciones nuevos, incluyendo el propio acceso a la Internet.

[4] Por simplicidad se comienza a caracterizar así al nuevo mercado o sector emergente de la convergencia de los sectores de telecomunicaciones, medios de comunicación y tecnologías de la información.

[5] Negroponte N. (1995) idem.

[6] Como Negroponte, describe acertadamente, el cambio relativo en el valor del medio de trasmisión o de recepción con respecto al contenido, hace que la disposición a pagar del cliente final no está determinada o no puede medirse adecuadamente de la forma tradicional a través de la cual solía facturarse, en base al tiempo de la comunicación, la distancia o incluso por la cantidad de bits que se trasmiten, sino por el servicio agregado, la aplicación o el contenido que se está consumiendo y “los grandes cambios en computación y telecomunicaciones, surgen de las aplicaciones, es decir de las necesidad humanas básicas y no de las ciencias básicas de los materiales”.

[7] Un ejemplo de esta comprobación puede buscarse en el éxito relativo de una firma AOL (http://www.aol.com) , que desde antes de la irrupción del Web y después de la misma, ha ofrecido una serie de aplicaciones y servicios adicionales, más allá de los tradicionales de cualquier ISP (Internet Service Provider) minorista.

[8] Por ejemplo, la convergencia tecnológica y los cambios regulatorios permiten que tradicionales operadores de telefonía de larga distancia o en general nuevos operadores de telecomunicaciones, puedan incursionar al mercado del servicio local y llegar directamente al cliente con alianzas con operadoras de cable.

[9] Lo que se considera una mega-fusión entre AOL – Time Warner ha representado una referencia típica de este tipo de estrategias de convergencia. El fundador de AOL (Steve Case http://stevecase.aol.com) afirma que “nuestra misión ha sido siempre construir un medio global tan central para la vida de la gente como el teléfono o la televisión.... y aún más valioso”.  At AOL, our mission has always been to build a global medium as central to people's lives as the telephone and the television...and even more valuable.

[10] A través de la interconexión o el desglose (unbundling) de las redes en condiciones justas (basadas en costos) y no discriminatorias. Otros objetivos de la regulación del sector son la Universalización de determinados servicios y la administración de recursos escasos o esenciales como el espectro radioeléctrico y la numeración.

[11] Por un análisis de cómo la evolución tecnológica ha sido el motor para permitir la introducción de competencia en el sector telecomunicaciones, vease por ej. Vogelsang I. and Worock G. Local Telephone Service: A Complex Dance of Technology, Regulation and Competition (1998) Regulation and Competition. Industry Studies, 2nd. Edition, edited by Larry Duetsch.

 

[12] Bastante tiempo antes de la realidad actual, con distinto grado de competencia en numerosos mercados de telefonía local estudios como el de Shin, R. And Ying J. “Unnatural Monopoly in Local Telephone”, Rand Journal of Economics, 23 (Summer 1992), pp. 171-83, empezaron a poner en duda este presupuesto tradicional.

[13] Dentro de los objetivos de la ACA de Australia[13] (http://www.aca.gov.au/authority/overview.htm) tiene marcados como prioritarios está la promoción de la “eficiencia y competitividad internacional de la industria australiana de las telecomunicaciones”. La Ley de Telecomunicaciones de 1998 de Malasia se coloca como primer objetivo de política: “establecer a Malasia como el mayor centro global y ‘hub’ para las comunicaciones, información multimedia y otros servicios de contenido, seguido de una serie de objetivos más acordes al tradicional papel del regulador de las telecomunicaciones. CMC Malasia http://www.cmc.gob.my

[14] [14] IDA Singapore http://www.ida.gov.sg

[15] Ver Laffont J.J. and Tirole J. (2000) Competition in Telecommunications. Munich Lectures in Economics. The MIT Press, page 17.

[16] Ver Cowie C. And Marsden C. (1998), Convergence, Competition and Regulation, IJCLP Web-Doc 6-1-1998 (International Journal of Communications Law and Policy), http://www.digital-law.net/IJCLP/1_1998/ijclp_webdoc_6_1_1998.html

[17] (Fútbol, Olimpiadas, Fórmula 1, largometrajes de estreno, etc.

[18] El sentido que estas restricciones pudieran haber tenido, tenía su origen en la diversa regulación de los mercados de telefonía, celular y radiodifusión, además de la protección de los derechos adquiridos por licenciatarios específicos para un servicio o los monopolios legales existentes, pero representan estorbos a la libre competencia y a la convergencia.

[19] ITU (International Telecommunication Union) , Americas Telecommunications Indicators, 2000, April 2000, page 56 (traducción propia), agrega además: “Algunos países han también establecido ministerios únicos para tratar la convergencia, el Ministro de Información y Broadcasting de Namibia, el Ministro de la industria de la Información en China (establecido en 1998) y el Ministro de Comunicaciones y Tecnología de la Información  (creado en junio de 1999) son ejemplos”.

[20] Por ejemplo 20 tipos de licencia en la Anatel de Brasil, ver http://www.anatel.gov.br/servicos/default.asp

[21] Por ejemplo Irlanda cuenta con dos tipos de licencias: una básica y otra general. La distinción más relevante entre los dos tipos tiene que ver con la posibilidad de ofrecer el servicio de telefonía de voz y todo servicio que requiera la asignación de números del sistema nacional de numeración, posibles solamente con una licencia general, http://www.odtr.ie

[22] Por ejemplo la política europea de la Open Network Provisión (ONP)

[23] El principio de reciprocidad no hace referencia a un mismo tratamiento simétrico de precios, sino en cuanto a metodología para el cálculo del precio y condiciones para el acceso a las redes interconectantes. El de no discriminación inhibe la aplicación de sistemas de discriminación de precios de tercer grado. Véase  Economides, N. (1995) - Principles of Interconnection, A Response to “Regulation of Access to Vertically-Integrated Natural Monopolies”, submitted to the New Zealand Ministry of Commerce.

 

[24] Libro Verde de la Comisión Europea