Apóstol
por su vivencia sacerdotal, San Enrique de Ossó se sintió llamado
a ser
APÓSTOL EN CRISTO, otro Jesús
en la tierra.
Quiso que los hombres supieran que Dios les ama, que agradecieran su amor
su ternura de Padre, que comunicaran a todos esta «buena noticia».
CONTAGIÓ EL FUEGO DE SU CIELO
a los niños,
a los jóvenes,
a las familias,
a las religiosas que fundó.
CON SU PALABRA: en la predicación continua,
en las catequesis.
CON SUS ESCRITOS: periódicos, Revista
de Santa Teresa, libros de formación espiritual y catequética,
de pedagogía cristiana.
CON SUS OBRAS: por ejemplo de su entrega apostólica,
su firmeza en el deber, su paciencia en las contrariedades.
CON SU INTELIGENCIA Y VOLUNTAD: puestas siempre
al servicio de Dios y de la Iglesia.
CON SU VIDA: testimonio de amor de Dios, vivido
y comunicado en plenitud de fe y esperanza, y sellado con una muerte, callada
y escondida, que multiplicó su obra como grano de trigo que fecunda
en la tierra en la que muere
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